Solemos
escuchar la necesidad de un consumo ecológico de productos, la importancia de
apoyar los proyectos de proximidad, los grupos y agricultores que, tanto
colectiva como individualmente mantienen vivos nuestros campos, granjas, etc. También
escuchamos que es importante su consumo no solo por el sostenimiento de la
tierra sino por salud, bienestar, ética,... Pero la realidad queda aún muy
lejos de lo que todos y todas quisiéramos, mas aún con esta crisis-estafa de la
que estamos siendo víctimas en los últimos años.
Cuando
ves que alguien te está ofreciendo verduras y hortalizas, carnes, conservas o productos de limpieza de procedencia ecológica tienes que valorar unas
cuantas cuestiones en las que no siempre caemos, estas son:
1- LA CERCANÍA ENTRE LOS PRODUCTORES/ARTESANOS Y LOS CONSUMIDORES
1- LA CERCANÍA ENTRE LOS PRODUCTORES/ARTESANOS Y LOS CONSUMIDORES
De nada
vale que consumamos productos ecológicos si estos llegan desde cientos, cuando
no desde miles de kilómetros, con el consiguiente gasto en combustibles a la
hora del transporte, por no decir de las condiciones laborales a las que están
sometidos los trabajadores que elaboran estos productos, comprando en cercanía
y colaborando con agricultores/artesanos en cercanía esto no sucede, ya que
suelen ser proyectos más pequeños y modestos, mucho más transparentes (algunos
hasta pueden ser visitados), más respetuosos con su zona de cultivo/elaboración
y también tienen más en cuenta al consumidor por ser este de la misma zona en
la que se cultivan, algo que frecuentemente olvidamos cuando consumimos
productos adquiridos en las grandes
superficies que, si bien son ecológicos y tienen sus sellitos certificados no
suelen cumplir con estos mínimos.
2- LA IMPORTANCIA DE LO LOCAL
Consumiendo
productos de cercanía también apoyamos el desarrollo local y sostenible de
comunidades y pequeños agricultores, de zonas enteras que, de otra forma caerían
en la despoblación y el olvido al no poder generar industria (por fortuna) en
su entorno. Apoyando a estos pequeños agricultores nos aseguramos la no desaparición
de variedades, usos y técnicas de cultivo, semillas, tradiciones,... que no
por ser locales o muy localizadas dejan de ser igualmente importantes, incidir
especialmente en el caso de las semillas y variedades autóctonas que de otra
forma desaparecerían abriendo paso a variedades de laboratorio que nada tienen
que ver con las particularidades de cada zona.
3- LA AUTOGESTIÓN
Si
consumimos productos de cercanía también estamos apoyando proyectos que generan
una amplia red de colaboración en la autogestión de empleo, ten en cuenta que
muchas de las personas que trabajamos en esto abandonamos nuestras profesiones
originales para marcharnos al campo y poder recuperarlo en la medida de
nuestras posibilidades, si no tenemos esto en cuenta y no cambiamos esta forma
de pensar en la relación productor-consumidor poco o nada habremos conseguido,
esta autogestión requiere de la responsabilidad no solo del agricultor/artesano
sino también del consumidor, no limitándose a ser un mero espectador que
cambia dinero por verduras y productos ecológicos, la idea no es esa sino más
bien la interactuación entre ambos, generando un clima de mutua confianza que a
su vez repercutirá en el bienestar de ambos.
4- EL PRECIO DE LOS PRODUCTOS
Es muy común que la gente diga «no consumo productos ecológicos por que son muchos más caros que los convencionales» y en parte es cierto, pero ¿caros con respecto a qué? Pongamos varios ejemplos más prácticos:
-
1 Lechuga: 2 euros, el mismo que una cerveza ¿es cara la cerveza o es cara la
lechuga?
-
1kg de tomates: 2,50 euros, que es el equivalente a medio paquete de tabaco ¿es más sano el
tabaco que unos deliciosos tomates?
-
1 docena de huevos: 3 euros. Sí, pero en la tienda te cuestan 1,50 euros
pero... ¿sabes cómo fueron alimentadas y tratadas las gallinas?
Y así podríamos
poner muchísimos mas ejemplos, puede que
sea más caro consumir de una manera responsable, pero créeme si te digo que de
consumir mucha más gente estos productos se abaratarían considerablemente sin
necesidad de dar cabida a una producción mas industrial y dando entrada a muchos
más pequeños proyectos como el nuestro que continuarían generando ese tejido
que tanto necesitamos.
5- POR SALUD
Consumiendo
ecológico no consumimos nuestra salud, si realmente supiéramos lo que nos
metemos en el cuerpo cada vez que comemos, nos daría pánico. La producción masiva
e industrializada de verduras, hortalizas, carnes,... está plagada de
pesticidas y muchas más guarrerías que inciden de manera muy negativa en
nuestro organismo, por poner algunos ejemplos:
-Los
abonos de síntesis, que no solo contaminan nuestra aguas sino que generan
trastornos irreparables en la tierra de cultivo y sus alrededores, agotando los nutrientes naturales de la tierra
que esta elaboró pacientemente durante millones de años antes de que el ser
humano apareciera por aquí.
-Las
hormonas, las vacunas y productos de engorde con los que se alimenta a los
animales de granja y los sub-productos que estos generan (huevos, leche, miel,...) Casi nadie sabe
que un pollo durante su breve proceso de engorde ( de 30 a 35 días ) está
sometido a la ingesta masiva de piensos de diseño que hacen que engorde en muy
poco tiempo frente al engorde y desarrollo natural que oscila entre los 90 y
los 150 días, por no hablar de todo tipo de antibióticos que les son inyectados
y que al ser consumida su carne entran en nuestro organismo en forma de toxinas
difícilmente eliminables, que a la vez generan resistencias frente a
enfermedades comunes como gripes, resfriados, bajada de defensas...
-El
maltrato a la tierra y los animales, priorizando lo económico frente al uso
racional de los recursos, agotando ambos la mayoría de las veces, frente a esto
anteponemos un uso racional del medio y de los medios, lo lógico frente al
mercado.
6- LA RESPONSABILIDAD COMO CONSUMIDORES
Ya va
siendo hora de que recuperemos nuestra soberanía alimentaria, nos la robaron
con el supuesto progreso y nos la cambiaron por productos que no solo no nos
alimentan nada sino que además son nefastos para nuestra salud, por la gran
cantidad de hormonas, pesticidas, abonos de síntesis, aguas contaminadas, con los que se elaboran, es hora de saber lo que comemos, ver como se produce,
participar en su gestión, salirnos del mercadeo que solo conduce al exterminio
de nuestros campos, a la eliminación de nuestros productos y tradiciones de la Tierra Castellana, a la despoblación de las zonas rurales y a la esclavitud
perpetua como consumidores.
Por todo esto y mucho más, consume local y de cercanía, consume ecológico,
sé consecuente, actúa con lógica y responsabilidad, no cuesta tanto y vale para
mucho.
«El autoabastecimiento no está reservado a quienes poseen en el campo una hectárea de tierra. El morador de un piso urbano que aprende a arreglarse los zapatos se está volviendo, hasta cierto punto, autosuficiente: no sólo ahorra dinero, sino que acrecienta su satisfacción personal y su dignidad».
John Seymour (1914-2004)
Escritor, locutor y ecologista inglés, una de las más influyentes
figuras del movimiento de autosuficiencia y promotor de la completa autonomía
personal y colectiva.